lunes, 10 de noviembre de 2014

La Libertad



Observa la sala a su alrededor, la luz de las velas ilumina tenuemente los contornos de los practicantes que meditan sentados. Algunos se balancean, otros permanecen firmes como el tronco de un árbol. Todos en silencio, por lo menos hacia afuera, porque hacia adentro inagotables corrientes de pensamientos inundan sus mentes. La suya también, lo único que es capaz de observar esa corriente como la de un arroyo sin mojarse las manos en ella.
Quizás deba hablar, pronunciar alguna enseñanza, todos la esperan, aunque no la pidan con sus bocas la piden con sus cuerpos, de una manera muy sutil que es capaz de captar. Desean que el maestro hable par...
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